¿Quieres tener lo que Alejandro tiene?
Bien, Entonces Bienvenido al club!
Declarar “yo Soy Segundo” no es algo natural, tampoco lo es creer en alguien a quien no puedes ver físicamente. Permítenos explicarte.
Vivir SegundoAlejandro Cesar sobre lo que realmente llena el vacío.
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Alejandro César solía despertarse pensando en dos cosas: la cantidad de droga que tenía y cuándo iba a conseguir más.
Alejandro llevaba dos vidas. Una como disc jockey de éxito y presentador de televisión que soñaba con ser una estrella en Estados Unidos, y otra en la que se la pasaba buscando el siguiente subidón, la siguiente dosis. Ya fuera alcohol, marihuana, cocaína, o cualquier cosa, él la usaba para enmascarar el vacío y el dolor. Lo que empezó como una búsqueda para llenar el vacío de una infancia sin padre se convirtió en una adicción que le paralizaba cada día. Su vida familiar se convirtió en un infierno, sus relaciones se pusieron tensas hasta el punto de ruptura, pero él seguía persiguiendo su sueño de hacer carrera en la televisión. Llega a Estados Unidos y seis meses después se encuentra vendiendo las joyas de su mujer para comprar alimentos. Desamparado y desesperado, clama a Dios.
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Alejandro Cesar used to wake up thinking about two things: the amount of drugs he had and when he was going to get more.
Alejandro led two lives. One as a successful disc jockey and emcee dreaming of stardom on American television. His other life spent looking for the next high, the next fix. Alcohol, marijuana, cocaine, anything to mask the emptiness and pain. What began as a search to fill the hole of a fatherless childhood turned into an everyday crippling addiction. His home life turned to hell, his relationships strained to the breaking point, but still he pressed toward the dream of a career in television. He comes to America and six months later finds himself selling his wife’s jewelry to buy groceries. Destitute and desperate, he calls out to God.
Bien, Entonces Bienvenido al club!
Declarar “yo Soy Segundo” no es algo natural, tampoco lo es creer en alguien a quien no puedes ver físicamente. Permítenos explicarte.
Vivir Segundo