Después de 38 años de escribir libros acerca de vampiros y tinieblas, la novelista exitosa restauró su fe en el Dios de su juventud, dedicándose a escribir para Él.

Anne Rice creció en una familia católica, conocía la importancia de Dios y el vivir una vida más allá de las cosas materiales. Aún así, se sentía esclavizada dentro de los parámetros de la religión. A los 18 años lo dejó todo y decidió vivir creyendo que “para crecer, debo echar a Dios a un lado”.

A pesar de que su carrera profesional era muy exitosa como escritora de historias acerca de vampiros, ella vivía perseguida por Cristo. “Sabía que mientras lo negara, no encontraría paz ni descanso. Tenemos que entender que no podemos salvarnos por medio del arte o la música. No puedo hacerlo por medio de los viajes o las riquezas. Nuestros intentos por alcanzar salvación por nosotros mismos al final es inútil”. Descubrió que estaba lista para regresar a Dios.