El músico Austin Carlile perdió a su mamá cuando estaba en la escuela superior. Destrozado por la ira y el dolor, se refugió en la música.

Comenzó la banda Of Mice and Men y empezó a escribir canciones, grabar música, y salir en giras.

“La música era mi nuevo dios… podía gritar en el micrófono y sacar toda la ira y el odio”.

Los doctores que trataron a la mamá de Austin descubrieron que su muerte había sido el resultado de una rara condición genética llamada Síndrome de Marfan, la cual afecta el tejido conectivo del cuerpo y puede causar diversas dolorosas y serias complicaciones. Una prueba de AND reveló que Austin tenía la misma condición.

Determinado a no perder el éxito que estaba desarrollando con su música, Austin se sometió a una cirugía del corazón y continuó en sus giras por todo el mundo, tocando su música noche tras noche con mayor complicaciones y dolor. Finalmente, su salud deterioró al punto de que los médicos le dijeron que no podía continuar.

“Mi todo era esa banda, y la dejé. Sabía que Dios me estaba llamando a hacer algo diferente, pero también me sentía confundido”.

Austin dejó su vida atrás y se mudó a Costa Rica donde enseñó música, fue árbitro de un equipo de pelota y controlaba el sonido en la iglesia de su padre. Sin embargo, lo que finalmente encontró fue más sorprendente que lo que hubiera imaginado: una oportunidad para ser hecho nuevo.