Una lesión traumática casi termina con su sueño, pero Bethany Hamilton sabía a dónde acudir cuando su vida se volvía en caos.

A los 13 años, Bethany Hamilton era una surfista estrella. Desde su hogar en Hawaii tenía acceso a unas de las mejores olas del mundo y disfrutaba del calor de una amorosa familia. Pero su tranquila vida fue destrozada una mañana cuando un tiburón le arrancó su brazo. Solamente la ayuda inmediata de sus amigos, la obra heroica de los doctores y una paz abrumadora la mantuvieron viva durante los momentos críticos después del ataque. El hecho de que sobreviviera era un milagro.

¿Qué hacer cuando nuestra pasión y propósito en la vida son arrebatados? Bethany enfocó en su relación con Jesús, quien renovó su espíritu y restauró su habilidad para navegar las olas, aun a mayores alturas. Su historia es relatada hoy en la película SOUL SURFER, y continúa inspirando a otros a no darse por vencidos ni abandonar a Dios.