Todos conocían a Chaz Smith porque conocían al padre de Chaz, el jugador profesional de baloncesto, Charles Smith. Después de una destacada carrera universitaria, una década en la Asociación Nacional de Baloncesto, y ganar la medalla olímpica, su padre era famoso en el mundo de los deportes.

Sin embargo, Chaz nunca quiso jugar baloncesto. Se preguntaba si tendría valor afuera del baloncesto o la sombra del nombre de su padre. “¿Soy suficientemente bueno?”, era la pregunta que constantemente le acosaba. Diversas luchas, incluyendo una adicción a la pornografía solamente profundizaba su duda. No obstante, un encuentro por casualidad en la escuela intermedia le demostró que Dios tenía algo planificado para su vida, un plan que ha traído gozo a millones a lo largo del internet.