Chris Coghlan solía usar el baloncesto para escapar del dolor. Finalmente, encontró la paz en otro lugar.

Cuando la vida familiar del adolescente Chris Coghlan fue trágicamente alterada una tarde, su respuesta fue casi un enfoque casi exclusivo en practicar sus destrezas para jugar pelota. Jugar pelota le permitía escapar el dolor de su pérdida. Al así hacerlo, desarrolló un enfoque egoísta hacia la vida. Todo se centraba en sí mismo, podía hacer lo que deseara y perseguía su ambición de una carrera como jugador profesional de pelota más que nadie o nada en su vida.

A pesar de que su sueño de jugar pelota profesional se hizo realidad, su actitud egoísta permaneció. Sus compañeros del equipo lo notaron, el equipo de administración lo notó, al punto de desarrollar una ansiedad y nerviosismo patentes acerca de sus posibilidades. Su carrera como jugador de pelota pendía de un hilo.

No obstante, en 2009 Chris Coghlan fue nombrado el Jugador Novato del Año en la Liga Nacional. Hoy tiene paz y un enfoque balanceado a su vida y deporte. Algo cambió en Chris Coghlan. Algo lo suficientemente poderoso como para vencer los años de vivir para sí. Algo que pudo borrar el dolor y sus efectos. Algo que pudo sanar a un hombre para que pudiera perseguir libremente su talento dado por Dios sin vacilar.