¿Quieres tener lo que David tiene?
Bien, Entonces Bienvenido al club!
Declarar “Yo Soy Segundo” no es algo natural, tampoco lo es creer en alguien a quien no puedes ver físicamente. Permítenos explicarte.
Vivir SegundoDavid McKenna estaba en la vía rápida de una corta vida
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Durante años, la cocaína se había convertido en el primer amor en la vida de David McKenna. Echó a un lado su relación con Dios, pero como David dijo en sus propias palabras: “Puede que no haya un después”.
De una niñez feliz a fiestero, drogadicto, traficante, y convicto por delito grave, la vida de David McKenna era una vía rápida al infierno. “Para mí, la cocaína era el diablo”, dice por experiencia. “Creo que verdaderamente es una de las cosas más escalofriantes en este mundo”. Muchas veces las ansias y la compulsión por consumir drogas y alcohol se convirtieron en el dios de su vida.
Al salir de la cárcel y trabajar en un programa de rehabilitación, David conoció al Dios verdadero, el Dios del corazón de las personas. Se unió a una iglesia local que le ministró. Pero, ¿sería eso suficiente para ayudarle a evitar los deseos que le acosaban durante el día? ¿Cómo dirigir su vida cuando al encontrarse solo podía regresar al infierno del que había salido sin pensarlo dos veces?
Cristo debía ser primero en su vida para que David pudiera existir. Las consecuencias de no seguirle serían devastadoras. Nada más importaba en su vida. Su historia parece decir: “Tengan ánimo, no tienen que permanecer en el infierno de la vida”. Cristo tiene cosas mejores para ustedes.
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Declarar “Yo Soy Segundo” no es algo natural, tampoco lo es creer en alguien a quien no puedes ver físicamente. Permítenos explicarte.
Vivir Segundo