Jeff y Cheryl Scruggs buscaban satisfacción. Primero fue en el dinero. Entonces, para Cheryl, fue en los brazos de otro hombre. Al final, descubrieron dónde se encuentra la verdadera satisfacción.

Fue amor a primera vista para Cheryl y Jeff. Jóvenes y con ambición, se enamoraron y se casaron. Lo tenían todo: una casa con vista al océano, la ropa correcta, los mejores empleos, y cualquier cosa que el dinero pudiera comprar. Pero Cheryl se encontró descontenta y comenzó a dudar del amor de su esposo. Jeff, por otro lado, ignoraba los verdaderos sentimientos de su esposa y poco a poco se alejaron.

Ella tenía una idea de cómo era la vida perfecta. Eso era lo que ella quería, por lo que había trabajado y lo que tenía. “Pero era falso”. Entonces Cheryl recurrió al divorcio. Sin embargo, solamente porque nuestros planes terminan no significa que lo mismo sucede con los de Dios. Vea cuán fielmente Dios reconcilió este divorcio de siete años, paso a paso, hasta ser el matrimonio que Él tenía en mente.