“No encajaba en ningún sitio. Era una persona desadaptada.’

De niño, el mundo del artista de hip hop Lecrae carecía de buenos modelos a seguir. Criado por una madre soltera, veía vídeos de rap en casa de su abuela y aprendió a rapear por sí mismo. El tenía una lucha en su interior, se sentía insignificante  ya que nunca conoció a su padre y tuvo que soportar una vida de abusos y abandono. Intentó llenar ese vacío rodeándose de gángsters.

En poco tiempo, Lecrae se vio envuelto en un mundo de drogas, robos, alcohol y actividad pandillera.

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Poco podía imaginar que su visión de la vida pronto se vería sacudida, abriéndole los ojos al único que valoraba su vida como algo significativo. Aquel que se preocupó lo suficiente como para morir por él. El que está detrás de su música.

“I didn’t fit in anywhere. I was just a misfit of a person.”

As a child, hip hop artist Lecrae’s world was void of good role models. Growing up with a single mom, he would watch rap videos at his grandmother’s house and developed an ability to rap himself. Yet he wrestled with insignificance, having never met his father and enduring a life of abuse and neglect. He sought to fill that void by surrounding himself with gangsters.

Before long, Lecrae was embroiled in a world filled with drugs, theft, alcohol, and gang activity.

Little did he know that his view on life would soon be jolted, opening his eyes to the one who valued his life as significant. The one who cared enough to die for him. The one who is behind his music.