“No se supone que Shane Kampe sobreviría sus heridas, pero Dios tenía planes para su vida y la de sus amigos”.  

En sus propias palabras, Shane era igual que muchos otros niños que crecieron en las afueras de Kansas City. Sin embargo, típico no era suficiente, él quería ser mejor que un estilo de vida limpio. Drogas, alcohol, mujeres. Los tres llamaron la atención de Shane y él los persiguió al exceso.  

Hace 10 años Shane tuvo una cita con el destino. Su vida estaba en peligro de muerte, y él no podía hacer nada al respecto. Era una situación imposible que solamente un milagro podía resolver. Su amigo Danny ha compartido parte de la historia en su vídeo Soy segundo, pero aquí está el resto de la historia.